FELICITAMOS A NUESTROS HERMANOS QUE EL DÍA DOMINGO 29 DE JUNIO SE ORDENARON COMO NUEVOS
MINISTROS EN LA CIUDAD DE LIMA, PERÚ:
A) Ordenación diaconal: "Señor, tú que conoces los
corazones de todos, muéstranos a cuál de estos hijos elegiste para desempeñar
el ministerio de diaconado” (Hch 1,24):
Fray Edwin Chambi Colquehuanca OFM.
Fray Wilfredo Achahuanco Mamani OFM.
B) Ordenación
sacerdotal: “Tú eres sacerdote para siempre, según el rito de Melquisedec” (Heb
5,6):
Fray Eduardo Herrera Camizan OFM.
Fray Javier Mamani
Quispe OFM.
EL EVANGELIO QUE INSPIRÓ A FRANCISCO SEGUIR A JESÚS SIN NADA PROPIO:
A los Doce, Jesús los envió con las siguientes
instrucciones: "No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad
de los samaritanos. Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de
Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen a
los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a
los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente. No
lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos
túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento.
Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable
y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Al entrar en la casa,
salúdenla invocando la paz sobre ellas. Si esa casa lo merece, que la paz
descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes. Y si no
los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa
ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies. Les aseguro que, en el día del
Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos rigurosamente que esa ciudad. Les
envío como cordero en medio de lobos” (Mt 10,5-16)
El 24 de Febrero del año 1209 en Porciúncula se leía en la iglesia
el evangelio que narra cómo el Señor había enviado a sus discípulos a predicar;
presente allí el santo de Dios, no comprendió perfectamente las palabras
evangélicas; terminada la misa, pidió humildemente al sacerdote que le
explicase el evangelio. Como el sacerdote le fuese explicando todo
ordenadamente, al oír Francisco que los discípulos de Cristo no debían poseer
ni oro, ni plata, ni dinero; ni llevar para el camino alforja, ni bolsa, ni
pan, ni bastón; ni tener calzado, ni dos túnicas, sino predicar el reino de
Dios y la penitencia (40), al instante, saltando de gozo, lleno del Espíritu
del Señor, exclamó: «Esto es lo que yo quiero, esto es lo que yo busco, esto es
lo que en lo más íntimo del corazón anhelo poner en práctica». Rebosando de
alegría, se apresura inmediatamente el santo Padre a cumplir la doctrina saludable
que acaba de escuchar; no admite dilación alguna en comenzar a cumplir con
devoción lo que ha oído. Al punto desata el calzado de sus pies, echa por
tierra el bastón y, gozoso con una túnica, se pone una cuerda en lugar de la
correa. Desde este momento se prepara una túnica en forma de cruz para expulsar
todas las ilusiones diabólicas; se la prepara muy áspera, para crucificar la
carne con sus vicios y pecados; se la prepara, en fin, pobrísima y burda, tal
que el mundo nunca pueda ambicionarla. Todo lo demás que había escuchado se
esfuerza en realizarlo con la mayor diligencia y con suma reverencia. Pues
nunca fue oyente sordo del Evangelio sino que, confiando a su feliz memoria
cuanto oía, procuraba cumplirlo a la letra sin tardanza. (ICel 9,22).
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